Bien dicen que uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde y es que a veces empezamos a valorar a las personas cuando las dejamos de ver, frecuentar o se han ido físicamente.
Una de las personas más cercanas que he perdido es mi abuelito, estar a un solo paso cuando dio su último suspiro sin dudar fue uno de los capítulos más duros que he vivido.
Su ausencia es grande pero a algo me aferro y es saber que la voluntad de Dios siempre será perfecta y es lamentable pero real ya que con esta pérdida aprendí a valorar mucho más a la gente que me rodea, sonreír con ellos y disfrutar de cada segundo. Nadie sabe cuando es la ultima vez que los puedas ver o te puedan ver.
No esperes perder a alguien, valora lo que tienes. Abraza, perdona, ama, no dejes para mañana el te quiero que puedes decir hoy o el elogio a esa persona especial, disfruta tu momento...Que tu día a día se vuelva algo especial y has que los demás también lo hagan.
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